Que la buena hidratación es importante en la
práctica deportiva es una cuestión indudable; también lo es que este hecho
cobra mayor importancia si el deporte en cuestión se practica en los meses de
verano; máxime si esa práctica deportiva se desarrolla al aire libre, que es el
caso del golf.
El golf es un deporte que, como bien saben sus
practicantes, requiere de una técnica adecuada para conseguir los resultados
deseados. En ese sentido, hay un sinfín de factores y agentes externos que
pueden influir en el correcto empleo de la técnica, y uno de esos factores es
la mala hidratación. Por tanto, es de importancia máxima mantener unos niveles
hídricos adecuados durante la actividad física (entrenamientos y
competiciones). En ambos casos se deben seguir una serie de normas para
mantener los referidos niveles, tratando de paliar la pérdida lo más posible.
Sea en sesión de entrenamiento o sea de
competición, el parámetro común es que debemos salir bien hidratados. Para
ello, tomaremos un par de vasos de agua, unos 20 minutos antes de comenzar.
También durante el recorrido se debe beber, aunque no tengamos sensación de
sed. Se aconseja ingerir medio vaso de agua aproximadamente cada 15-20 minutos,
que viene a ser cada un hoyo y medio o dos. Así durante los 9 primeros hoyos.
En la segunda parte del recorrido se pueden
tomar, de igual manera, bebidas deportivas o preparados azucarados (en
concentración menor del 2,5%), que no tengan burbujas, ya que se retrasa su
absorción, y además con sus azúcares nos ayudan a reponer material energético.
Tampoco cabe olvidar el post-partido. Una vez
terminada la prueba viene el momento de la rehidratación, que debe hacerse a
base de agua y zumos de frutas. Las condiciones ambientales y las necesidades
personales podrán variar, en mayor o menor grado, los tiempos de hidratación en
cada individuo. Pero siempre debemos tener en cuenta la importancia y necesidad
que tiene, para el buen funcionamiento de nuestro organismo y para el
rendimiento deportivo, estar bien hidratado.
En el cuerpo humano, aproximadamente el 65-70%
del peso magro está formado por agua, lo cual la hace esencial en nuestro
organismo. Y el agua, que se pierde (a través de orina, sudor, etc.) se debe
reponer lo antes posible antes de que su falta de ingesta nos pueda ocasionar
daños graves e, incluso, irreparables.
En condiciones normales una persona adulta
elimina 2.600 ml. de agua al día, pero cuando ese individuo practica deporte
las cifras aumentan considerablemente, tanto más todavía si se realiza en
tiempo caluroso y húmedo. Si no recuperamos esa pérdida de agua durante la
actividad deportiva y ésta llega a ser de un 2 % del peso corporal, nos podemos
encontrar con que la capacidad de contracción de la musculatura disminuye del
orden de un 20-30 %, (en una persona de 70 Kg., equivaldría a 1,4 litros), con
la consiguiente influencia negativa en el rendimiento deportivo. Incluso
podemos llegar, si se siguen perdiendo líquidos y no se recuperan, a problemas
más graves como agotamiento por
calor, golpe de calor, calambres, entre otros.
Fuente: Francisco Fernández - Preparador Físico RFEG