El Comité de Reglas de la
RFEG ha preparado una serie de artículos con objeto de seguir contribuyendo a
la divulgación y enseñanza de las Reglas de Golf y que la práctica de nuestro
deporte sea lo más divertida posible ajustándose en todo momento a la normativa
vigente. El segundo de ellos está relacionado con las reglas de la modalidad de
juego Match Play, esas grandes desconocidas.
Obligaciones y
responsabilidades del marcador
Un marcador no está
solamente para preguntar al jugador cuántos golpes ha hecho en cada hoyo,
anotarlos en la tarjeta y firmarla al acabar la vuelta. Evidentemente no es esa
la función del marcador, pues tiene una serie de obligaciones y
responsabilidades que deberían evitar que se produzcan situaciones como la que
antes hemos contado.
Es curioso, pero al
marcador se le atribuyen más responsabilidades de las que en realidad tiene, y
es muy frecuente escuchar aquello de que “dropé porque lo autorizó mi marcador”,
como si la opinión del marcador, sobre todo en la aplicación de las reglas,
tuviera una categoría especial. Nada más lejos de la
realidad, ya que el marcador no es un árbitro ni podemos delegar en él la
decisión sobre la aplicación de las reglas.
Por el contrario, sí hay
ciertas responsabilidades que son exclusivas del marcador: anotar el
resultado de un jugador en su tarjeta y certificar la tarjeta de
resultados. Para ello el marcador
debe permanecer con el jugador la totalidad de la vuelta, y si se ausentara
durante algún hoyo entonces la tarjeta de resultados no podría certificarse
correctamente.
En esos casos, el jugador
debe insistir al marcador para que le acompañe todos los hoyos, y si no fuera
posible debe pedir a otra persona que ejerza como marcador. Y si tampoco fuera
posible encontrar a otra persona, el jugador está obligado a interrumpir el
juego e informar al Comité para que pueda asignarle otro marcador (Int. 3.3b/1).
En stroke-play (juego por
golpes) la labor del marcador es fundamental para el desarrollo del juego, y
la regla 3.3b nos explica cuáles son sus obligaciones:
Por eso, no es una buena
costumbre, que curiosamente está muy extendida entre los golfistas más jóvenes,
la de no hacer esa comprobación y anotación hoyo a hoyo, sino anotar todos los
resultados cuando finaliza la vuelta, fiándolo todo a la memoria. Como tampoco es aceptable
firmar la tarjeta al iniciar la vuelta, tratando de evitar que nos olvidemos de
hacerlo al final de la ronda. Como hemos visto, en ninguno de estos dos
supuestos se cumple con lo que dice la regla.
¿Qué ocurre si un marcador no cumple con sus
obligaciones y certifica un resultado que no es el correcto?
En ese caso, las reglas
nos indican (Int. 3.3b(1)/1) que si un marcador certifica a sabiendas un
resultado equivocado en un hoyo, incluso cuando es por omitir algún tipo de
penalización que sabía que debía incluirse para ese hoyo, el marcador debería
ser descalificado por una grave falta de conducta.
¿Qué es lo que
debe hacer alguien que se encuentra en una situación semejante, y sabe que el
resultado del jugador es distinto al que éste pretende entregar?
Cuando hay una disputa o
diferencia de criterio entre el jugador y su marcador respecto a si se ha
producido alguna infracción de las reglas o en cuanto al resultado del jugador
en un hoyo, el marcador no está obligado a certificar el resultado del hoyo que
cree que es incorrecto, por lo que debe informarse al Comité sobre dicho
desacuerdo para que éste tome una decisión (Int. 3.3b(1)/2).
Así pues, ya sabemos que
cuando asumimos la labor de marcador tenemos unas obligaciones y
responsabilidades que nos comprometen con el juego y con las reglas, lo que es
perfectamente compatible con disfrutar del golf.